El programa de Garnier de 2014: ¿renovación de los Estudios sociales de la educación secundaria?

Foto: Luis Manuel Madrigal.

1.     Antecedentes

Han transcurrido cinco años desde que fue aprobado (en abril) y derogado (en mayo de 2014) el programa de Estudios Sociales que fue impulsado por el ex- Ministro de Educación Pública don Leonardo Garnier Rímolo, gobierno del PLN, en el seno del Consejo Superior de Educación (CSE).

Salta la duda, ¿por qué se aprobó y derogó un programa de estudio en un periodo de tiempo tan corto?  Y ahora que don Leonardo está de nuevo CSE, surgen interrogantes: ¿pretenderá desempolvar dicho programa en momentos de recambio de  la pruebas de bachillerato por las pruebas FARO?, ¿podrá tomar como base los señalamientos sobre “ideologización” que supuestamente se promueven  en Estudios Sociales, debido a la forma en que se plantearon algunos ítems en las pruebas nacionales de bachillerato?, ¿en el deseo expreso de las altas autoridades del MEP, para que se cambien los actuales  programas de estudio?, ¿por qué el programa de Estudios Sociales sigue siendo  objeto de revisión periódica en lapsos de tiempo muy cortos desde 2013?  Sabían que se construyeron 6 versiones, de ellas 1 derogada en 2014 y 1 aprobada en 2016, ¿podrá ser posible, a la altura de febrero de 2019, que se quiera reeditar un documento muy cuestionado por los especialistas de las tres universidades públicas (UNA, UCR y UNED) en 2014?

Desde el 25 de noviembre de 2013 y hasta el 5 de mayo de 2014, se valoró el nuevo programa de Estudios de la asignatura de Estudios Sociales de Tercer Ciclo y Educación Diversificada en la Comisión de Planes y Programas del CSE.  Se solicitó el criterio de las Escuelas de Historia y Geografía de la Universidad Nacional, de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), las Escuelas de Historia, Geografía y Educación de la Universidad de Costa Rica (UCR), la Escuela de Educación de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), la División de Educología de la Universidad Nacional (UNA), al Colegio de Licenciados y Profesores (COLYPRO), la Academia de Historia y Geografía entre otras.    Las entidades consultadas emitieron criterios adversos respecto a la propuesta de programa de estudio que les fue presentada.

En la comisión redactora del programa de Garnier no participaron representantes de las Escuelas de Historia, Geografía y Educación de la UCR, UNED y UNA.  Entonces, ¿por qué se contrataron consultores externos?, ¿por qué no se utilizó el recurso humano más experimentado y capacitado del MEP, docentes y asesores pedagógicos?, y ¿por qué no se solicitó el apoyo de las universidades públicas, las que siempre han aportado gratuitamente funcionarios para este tipo de constructos?

Cuándo la Comisión Redactora entregó la versión final del programa, ¿por qué no se organizó otra Comisión MEP para valorar la calidad del producto?, ¿por qué no fueron consultados la gran mayoría de Asesores Nacionales y Regionales del país?, ¿por qué los docentes conocieron el nuevo programa de manera informal, por medio de la web?

2.     El programa de Garnier de Estudios Sociales de secundaria desde la óptica de las universidades y organizaciones gremiales (2014)

El programa del ex Ministro Garnier fue un subproducto de otro programa denominado ATC 21’S, el cual estaba en consonancia con las disposiciones generales, dadas por el Banco Interamericano de Desarrollo y otras agencias internacionales, en materia de educación pública, a las que las autoridades educativas del PLN obedecían sin mayores objeciones. ¿Por qué copiar un enfoque curricular que se había venido aplicando en Finlandia?, ¿eran iguales la infraestructura escolar y las condiciones de trabajo de los docentes de ambos países?, ¿por qué no se elaboró una nueva política educativa y una política curricular que impulsara procesos de cambio en el aparato educativo?

La versión final del programa no fue producto de investigaciones de carácter educativo, de resultados de pruebas de bachillerato, de sugerencias expuestas por docentes, asesores pedagógicos, geógrafos e historiadores.  Al respecto, la Comisión compartida de Estudios Sociales y Educación Cívica de la UCR indicaba:

“La propuesta no parte de investigaciones o de un diagnóstico que devele la problemática actual de la enseñanza de los Estudios Sociales y que aporte a la consolidación de currículos, metodologías y directrices interdisciplinarias que se ajusten a nuestras realidades, necesidades y proyección formativa. No brinda información que permita determinar el respaldo científico de dicha investigación y lo único que se efectúa es mencionar supuestas limitaciones sin respaldo, lo cual genera dudas y poca certeza para justificar los “nuevos programas” …

El objetivo de la propuesta está dirigido a los problemas y acontecimientos actuales y se deja de lado que un presente sin el análisis de los procesos del pasado se torna vacío”. (Comisión UCR, 2014, págs. 1 y 2).

Se cuestiona, ¿por qué se insistió en una propuesta sin fundamento teórico válido, sin ningún estudio previo, que demostrara la necesidad y urgencia de nuevos programas en la asignatura de Estudios Sociales de Tercer Ciclo y Educación Diversificada?, ¿por qué se dejó de lado las verdaderas necesidades e intereses de la comunidad educativa del país, llámese: estudiantado, padres y madres de familia, docentes y organizaciones de la sociedad civil?

Los principales argumentos que se utilizaron para justificar dicho programa se enmarcaron en conceptualizaciones dadas por las ciencias políticas, y no por enfoques teóricos provenientes de disciplinas como la historia y la geografía.

Salta la duda, ¿fue una copia ampliada del programa de Educación Cívica?, ¿cuál era la verdadera intención del equipo de trabajo de Garnier?, ¿desmantelar esta asignatura de los pilares fundamentales de conocimiento sobre la realidad humana, aportados por la histórica y la geográfica?, ¿por qué se enfatizaba en una “Costa Rica próspera, civilista, verde, solidaria, democrática” frente a una realidad muy diferente, caracterizada por “la ingobernabilidad, la corrupción, la pobreza, el desempleo, el aumento de la brecha social, enormes problemas ambientales, inequidad tributaria”, según lo señalado por el Programa del Estado de la Nación?, ¿por qué se obviaba la construcción de cuestionamientos argumentados sobre el sistema político, para la formación crítica del estudiantado?

Se consideraba que este programa era ahistórico, puesto que solo hacía alusión a hechos aislados y estáticos que no tenían relación entre sí, y con el contexto nacional e internacional, por lo que se omitió una serie de temáticas, para responder posiblemente a un diseño curricular importado, con lo que se afectó la esencia formativa y cognitiva de los Estudios Sociales.  Entonces, ¿por qué no contempló las luchas y reivindicaciones sociales de la sociedad latinoamericana y de la Costa Rica de hoy?, ¿por qué ocultar las desigualdades y las relaciones de poder que se dan en el país y dentro del capitalismo?, ¿por qué omitía la relación económica y política entre países desarrollados y en vías desarrollo?, (ver primera unidad de séptimo año); ¿cuál era su propósito?, ¿formar al estudiantado con contenidos débiles, muy básicos y poco útiles para la vida, acordes con los intereses del Partido Liberación Nacional en el poder?.

Al respecto, la UNED señalaba:

“Efectivamente es necesario hacer cambios en el diseño curricular existente y elaborar un nuevo programa de estudios; sin embargo el programa que se pretende aprobar más bien incorpora una serie de contenidos curriculares inconexos entre sí y con omisión de otros (de importancia trascendental), lo que dificultan un abordaje metodológico que permita una construcción crítica y sistemática desde una perspectiva contextual (de índole histórico espacial), así como problematizar los diferentes retos que afronta la humanidad y más específicamente la Nación costarricense (Pronunciamiento UNED, 2014, pág. 2).

Como bien lo apuntaba Arnaldo Rodríguez Espinoza, Asesor Pedagógico del MEP, el programa derogado quitaba  de un plumazo diversas temáticas en el ámbito de la historia: ¿dónde quedaba nuestro pasado indígena?, ¿dónde quedaba la historia de nuestro país desde la llegada de los españoles a la costa pacífica costarricense en 1519, con las incursiones de Gil González Dávila y Andrés Niño?, ¿por qué olvidarnos de la historia de nuestros antepasados?, ¿dónde quedaban  los grandes imperios del mundo antiguo, el imperialismo, la revolución rusa, las guerras mundiales?, ¿no significó absolutamente nada la muerte de más de 60 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial?, ¿el holocausto perpetuado por Hitler no tuvo significado para el mundo entero?, ¿qué pasó con la limpieza étnica en los Balcanes y el resto de los conflictos étnicos?

Desde la perspectiva geográfica, se cuestionaba: ¿por qué erradicar el estudio del continente americano respecto a los modos de vida, relieve, clima, vegetación, áreas de conservación, tipos de vivienda, alimentación, vestido entre otros?, ¿por qué la idea central de dicho programa de estudio fue enfocarse en un aprendizaje muy superficial y descontextualizado?, ¿por qué no se permitía analizar  la raíz de la problemática nacional?, por ejemplo, ¿quiénes eran los responsables del deterioro de nuestro país?, por tanto, ¿cuál era la intencionalidad de imponer unos contenidos vacíos  y sin fundamento académico y pedagógico?

En este programa no quedaron explícitas las relaciones entre las culturas urbanas y sus expresiones o manifestaciones, con la formación de una supuesta identidad nacional (ver unidades de octavo año). Como si fuera poco, no quedó resuelta la contradicción entre el proceso de globalización y el desarrollo de la identidad nacional. Esto se dio porque dicho programa estaba basado sobre la idea de “una Costa Rica urbana, valle centralista, consumista, inscrita en un sistema de educación regular”, excluyendo a los sectores rurales, de bajo ingreso económico, descendiente o parte de población migrante entre otros.

En tanto, los contenidos conceptuales planteados estaban sesgados, desarticulados, incoherentes, con errores conceptuales; no se seguía una lógica histórica, económica, sociológica y antropológica, además de que no se planteaba el uso información actualizada, propia de las distintas disciplinas de las ciencias sociales.  Su implementación siempre es importante, cuando son actualizados, paulatinos, parciales y de proceso, siguiendo los pasos indicados por la enseñanza y aprendizaje de la historia y geografía dentro de los Estudios Sociales en el salón de clases.  Jamás deberá ser considerada su eliminación, para implementar otros sin sentido geográfico y sin seguir una lógica de carácter histórico.

Este programa se justificaba bajo el supuesto de que modificaba sustancialmente los métodos tradicionales de enseñanza y aprendizaje; ignorando que los docentes de Estudios Sociales, formados en las Universidades Públicas, específicamente en la UCR y la UNA, han tenido un acercamiento con los fundamentos teórico-metodológicos que aporta la “historia problema y la “geografía de problemas.  ¿Cuál era el problema real?, ¿la formación profesional del profesorado del MEP?, ¿el modelo pedagógico y administrativo perenne en la educación secundaria que data de finales del siglo XX?, ¿el tropiezo de los docentes con viejas estructuras del MEP, asentadas en el memorismo y la repetición, por ejemplo, las Pruebas Nacionales de Bachillerato?, las que no potencian habilidades para la vida.

Para subsanar esta problemática, se requería la conformación de un “equipo de profesionales”, integrado por geógrafos,  historiadores, asesores nacionales y regionales, docentes de Estudios Sociales y representantes de organizaciones sindicales y colegios profesionales, dispuestos a discutirlo académicamente y pedagógicamente, para construir una propuesta de peso.  Esto aconteció durante la administración educativa de Sonia Mora Escalante, con la conformación de una Comisión Mixta (2014-2015), que buscó renovar los estudios sociales con propuestas basadas en los parámetros establecidos por las ciencias pedagógicas y las ciencias sociales.

En suma, puede ser perjudicial formar a los educandos con niveles muy bajos de dificultad, mediante el uso de una historia y geografía parcializada y no estructurada, sin tomar en cuenta los avances del conocimiento académico y pedagógico.  Estudiar una Costa Rica “inexistente y desarraigada del mundo a distintas escalas en su pasado y presente, para evitar sesgos ideológicos y cuestionamientos al sistema político”, puede ser desfavorable para la población beneficiaria, ya que posiblemente competirán con desventaja en un sistema mundo complejo, global y muy tecnológico, donde el pasado sigue estando fuertemente enlazado con el presente de cara al futuro, donde la realidad circundante es cambiante, un rompecabezas y difícil de comprender.

De ahí la importancia de que los formadores presenten distintas posturas sobre un hecho histórico y un fenómeno de carácter geográfico; puesto que decisiones equivocadas y descontextualizadas, construidas por los futuros gobernantes y ciudadanos sin pensamiento crítico, con olvido de su pasado y desconocimiento de la dinámica espacial a distintas escalas, eventualmente pueden desencadenar efectos de alto riesgo para la economía y la política actual de nuestro país.

Un programa de estudio debe tener, como base, unos parámetros de carácter académico y pedagógico en el ámbito de la historia y la geografía, además de responder a las distintas necesidades de la sociedad, y también a un imperativo social: formar los ciudadanos con pensamiento crítico que dirigirán los destinos de la patria en forma acertada.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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