COVID-19

Sin sonrojarse siquiera, el presidente ejecutivo de la CCSS reconoce que la cifra oficial de los fallecidos en Costa Rica, supuestamente, debido a la enfermedad infecciosa conocida como COVID-19, es una que responde NO a razones meramente médicas y científicas.

Como si se tratara de ver el sol salir, es decir, de una cotidianidad, Macaya aclaró el pasado 2 de setiembre durante la propaganda política pro gobierno del medio día llamada conferencia de prensa, lo siguiente: “Se hace una contabilidad conservadora: no se están diferenciando los que murieron por COVID de los que se murieron con COVID, pero de otra causa. Si alguien tuviera COVID, fuera asintomático y tiene un accidente de tránsito, esa persona luego, si es diagnosticada con COVID, es uno de los fallecidos más con la enfermedad”.

La evidencia se encuentra aquí. A partir del minuto 46 con 14 segundos. Esa afirmación es tan ridícula como poner en el acta de defunción de alguien que murió electrocutado, al SIDA como causa de muerte, una vez se le haya realizado un diagnóstico para determinar si el electrocutado era portado del VIH o no y encontrar que efectivamente lo era.

Las intenciones del gobierno son y serán en todo momento unas dirigidas a preservar el bienestar de quienes ocupan puestos en el gobierno. Mientras cientos de miles de personas vieron como sus medios de vida fueron violentados y sus piernas cercenadas, para los gobernantes tanto los electos como los burócratas no elegidos con enormes cuotas de poder para imponer medidas inmorales y draconianas como los Salas y los Macaya, sus estilos de vida continuaron como eran antes: entre holguras, entre almohadones, en sillones de ejecutivos que a diferencia de los del sector productivo PRIVADO, los Salas y los Macaya no tuvieron que esforzarse por ofrecer más y mejores bienes y servicios al prójimo y con eso lograr el éxito, sino más bien en ejercer la coerción de la planificación centralizada, poniendo con sus acciones a cientos de miles de personas en la pobreza y en la lipidia. Así es, los Salas y los Macaya son responsables de que hoy en Costa Rica haya familias que no tengan que comer, mientras ellos deciden que un muerto en accidente de tránsito va a la lista COVID. Es irreal y perverso, pero mientras eso sucede, ellos mismos, los gobernantes, son los que proveen las muletas a los que antes les destruyeron las piernas.

Esta situación va a continuar hasta que los gobernados permitamos que continúe. Y, ¿cuál es la razón por la que los gobernantes se mantienen en el poder y duermen tranquilos en sus casas por las noches en un país con más de medio millón de desempleados? Muy sencillo: los gobernados lo permitimos.

Los que estamos parados en suelo firme somos nosotros. Los que están del lado de un precipicio son los gobernantes. No caen al abismo porque tanto ellos como nosotros estamos sobre la misma tabla, sólo que en lados opuestos. Nosotros los gobernados, superándolos en número y peso, evitamos que caigan.

Si no ha empezado a cuestionarse todo al respecto de este laboratorio totalitario fascista colectivista en que se ha convertido el mundo hoy, todavía no es demasiado tarde.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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