¿Ajustar el programa de Estudios Sociales a los designios de la OCDE?

1.     Problemas

El recambio de las pruebas de bachillerato por las llamadas pruebas FARO, “Fortalecimiento de aprendizajes para la renovación de oportunidades”, posiblemente procure un ajuste al diseño evaluativo de las pruebas PISA, “Programa para la Evaluación del Estudiante”, al mejor estilo de la OCDE, “Organización para la cooperación  y desarrollo económico”, con el fin de valorar la adquisición de “conocimientos y habilidades” al finalizar un año o ciclo lectivo, en el caso de primaria a la altura de 5º año y secundaria en 10º año en colegios académicos y 11º año en colegios técnicos.

Pero ¿qué se pretende?: ¿será valorar las habilidades adquiridas a lo largo del ciclo lectivo o de 2 trimestres?, ¿maquillar pruebas estandarizadas de carácter cognitivo, sumativo y conductista en desacato con los paradigmas de la política educativa y las habilidades indicadas por la política curricular, recientemente aprobadas?,  ¿copiar diseños de la OCDE para aplicarlos en Costa Rica sin considerar las distintas realidades del sistema educativo?, ¿es una evaluación con sello costarricense?, ¿los resultados tendrán validez para impulsar cambios significativos en planes y programas de estudio de acuerdo con las necesidades del país?

Para ello, se ocupará elaborar mapas de progreso, según un cronograma de trabajo, con metas concretas de acuerdo con los programas de estudio vigentes, adaptarlos al contexto educativo, al grado de madurez y nivel educativo del estudiantado.  Es decir, no pueden ser pruebas sumativas, si su misión es el diagnóstico y realimentación del proceso educativo para un aprendizaje significativo y la potenciación de habilidades para la vida.

Se habla de realizar ajustes al programa de Estudios Sociales aprobado en 2016, entonces ¿será para ajustarlo a los  diseños evaluativos según los parámetros de las pruebas PISA?  Es sabido que estás últimas nunca han evaluado temas de historia y geografía en el marco de los Estudios Sociales. Copiar y forzar diseños a realidades distintas y temáticas diferentes, más si hablamos de ciencias sociales, no deja de ser subjetivo y los resultados poco precisos, además de cuestionables.  Por tanto, no se justificaría una determinada inversión económica.

El programa de estudio de Estudios Sociales, aprobado en mayo del 2016, fue utilizado como base para el diseño de la política curricular aprobada en diciembre de ese año, lo cual se determina en el marco epistemológico, la fundamentación pedagógica y los componentes curriculares (pp. 13 – 45).

Dicho programa fue celosamente construido en su versión final por la entonces Viceministra Académica (2014-2018), doña Alicia Vargas Porras, asesorada por doña Ana Cristina Parra Jiménez, donde colaboraron funcionarios de la Dirección Curricular,  los directores de las Escuelas de Geografía e Historia de las Universidades Públicas; constituyó una tercera versión que se utilizó, como producto académico y pedagógico, la cual fue elaborada por la Comisión Mixta de Estudios Sociales 2014-2015; que había sido disuelta de previo, para cocinarlo de acuerdo con los intereses de la administración de turno y anticiparse a cuestionamientos sobre “ideologización”.

Ahora bien, ¿por qué los medios escritos y televisivos le siguen achacando ideologización?, utilizan como ejemplo ítems viejos que responden a un constructo curricular que data del 2005, a libros de texto de editoriales privadas de 2015, y a unos contenidos que se mantuvieron invariables en el lapso 2000 – 2016.   Lo preocupante es que algunos funcionarios MEP asuman como confiable lo indicado por dichos medios de comunicación.

Lo justo y correcto sería debatir sobre la validez y actualización de la información que se consigna tanto en los libros de textos privados como en los ítems que se construyen para las pruebas nacionales de bachillerato en Estudios Sociales.  El problema no es el nuevo programa de estudio sino las fuentes de información que se utilizan para la mediación docente y los procesos evaluativos a nivel micro y macro.

Los Estudios Sociales es la asignatura del currículum nacional que busca potenciar tanto las habilidades de carácter curricular (pp. 52-65), como las de tipo disciplinar (pp. 20 – 25, 30 – 34).  Significa plantear situaciones problema, selección de distintas fuentes de información, elaborar cuadros, gráficos, mapas, esquemas para proponer alternativas de solución, que lleven a la creación de opiniones argumentadas, a partir de la valoración de diferentes posturas, a la creatividad y al desarrollo del pensamiento crítico.  Su propuesta parte de lo que indican las ciencias pedagógicas y las ciencias sociales.

Es importante realizar una lectura  comprensiva del programa de estudio de Estudios Sociales sobre sus alcances y limitaciones, con el fin de puntualizar aspectos novedosos y otros que deban mejorarse.   Se está de acuerdo con que se fortalezca su estructura curricular, se revisen las situaciones de aprendizaje en forma detallada, se resuma para facilitar su comprensión, concatenar mejor los aprendizajes esperados y los criterios de evaluación, integrar y actualizar temáticas; esto para que se refleje, apropiadamente, el del desdoble del programa de estudio en el salón de clases.

El propósito no debe ser la sustitución de un programa por otro. No debe obedecer al gusto ideológico de algunos personajes educativos y políticos transitorios.  El programa de estudio debe  cobijarse  con un método y unas habilidades disciplinares y curriculares desde la historia y la geografía dentro de los Estudios Sociales, puesto que brindan el camino para el conocimiento de la realidad social, amparada en documentos y observaciones con validez científica, generando aprendizajes significativos y para la vida.

2.     La evaluación de aula y las pruebas de bachillerato de noviembre de 2018

El proceso educativo atiende unos aprendizajes esperados que se desdoblan en unos criterios de evaluación, los cuales se conectan con el andamiaje pedagógico en función de unas preguntas problema y unas unidades de trabajo de tipo temático; un diseño que se aprobó, siguiendo los constructos de la Comisión Mixta de Estudios Sociales de 2014-2015, quienes habían propuesto renovar los Estudios Sociales de acuerdo con los tiempos, los nuevos paradigmas e investigaciones en el ámbito educativo.

En el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes (REA) vigente, uno de los rubros es el de pruebas, 35%, otro es el de trabajo cotidiano, 45%, para lo cual los docentes desde la mediación docente deben construir unos indicadores que orientan para la confección de instrumentos de evaluación tanto de carácter sumativo  como de tipo formativo.  La idea central es que se desarrollen lecciones tipo taller, se construya y reconstruya el conocimiento, se potencien habilidades personales, sociales y académicas que sirvan para la vida.

Para ello se recomienda la elaboración de un portafolio de evidencias para efectos de evaluación y certificación de los aprendizajes tanto a nivel del salón de clases como de la macroevaluación. Entre las estrategias de evaluación formativa están las siguientes:  el diario de campo, el registro anecdótico, la entrevista, el portafolio, los mapas conceptuales, las rúbricas, la técnica uve heurística, el relato colectivo, la pizarra mural o mural cultural, las escalas entre otras.

Las pruebas de bachillerato para colegios académicos y nocturnos de noviembre de 2018, así como las que se van aplicar durante este año, debieron y deben seguir la instrucción de que “los ítems construidos y aplicados incorporen el componente habilidades”; sin embargo, sigue siendo una prueba estandarizada con referencia a criterios, de ítems de selección, con verdades absolutas, donde no se construye y reconstruye el conocimiento, ni se potencia el pensamiento crítico.

Por tanto, no se ocupa elaborar un nuevo programa de estudio; algo que puede ser aventurado y perjudicial para la asignatura de los Estudios Sociales.  ¿Cuál será el propósito de cambiar el programa?, ¿ajustarlo a la prueba FARO según los designios de la OCDE?, ¿fusionar Estudios Sociales con Educación Cívica?, ¿procurar la disminución de lecciones?, ¿ocultar temas de la realidad social de la historia reciente?

Si la renovación de los Estudios Sociales que se procura posiblemente está al gusto político ideológico de unos pocos en contraposición con lo que dictan las pautas propias de las ciencias sociales y las ciencias pedagógicas; entonces: ¿dónde están las investigaciones educativas, con sus diagnósticos de impacto en el salón de clases desde la historia problema, geografía de problemas y el aprendizaje basado en situaciones problema?; porque la asignatura de Estudios Sociales debe formar personas pensantes con habilidades para la vida profesional, social y familiar.

En definitiva, un ítem de selección que propicia verdades absolutas es insuficiente, para el desarrollo del pensamiento crítico, porque la realidad social es cambiante, un rompecabezas,  siempre sometida a una valoración y a una reconceptualización.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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